En este artículo nos proponemos presentar algunas recomendaciones sobre el uso de las herramientas más empleadas cuando manejamos relojes con la finalidad de obtener los mejores resultados con los destornilladores, las tenazas, los alicates, las pinzas y el restante equipo universal sencillo, pero indispensable, para el uso diario de nuestros relojes.
En la práctica, cuatro destornilladores bastan para todas las necesidades ordinarias, y los tamaños más adecuados son los de 2.5, 2, 1.75 y 0.75 mm de diámetro. Consideramos que es mejor clasificarlos por el diámetro y no como hacen algunos fabricantes que optan por darles un número que no tiene relación con el diámetro, por lo que esa numeración no representa ninguna clasificación universal que indique su verdadero tamaño.
Las hojas de los destornilladores merecen una atención constante. Los extremos de las hojas no deben ser como un cuchillo de filo basto, el rebajado de la hoja debe tener la longitud suficiente y la finura precisa para que, al meterla en la ranura de la cabeza del tornillo, llegue al fondo de la misma, sin que tienda a resbalar saliéndose de ella, desbocándola, cuando se atornilla o desatornilla con una cierta presión.
Las hojas deben ser templadas y revenidas; así se venden en las tiendas, pero, cuando han de rehacerse después del desgaste, han de templarse y revenirse nuevamente. El tiempo que se dedica a esto no es, en absoluto, tiempo perdido.
El modo en el que se debe manipular el destornillador ha de ser exacto y, sin duda, unas palabras de advertencia en este sentido no sobrarán, más si se tiene en cuenta que bastantes relojeros utilizan muy torpemente sus herramientas. El destornillador grande sirve, como es natural, para los tornillos de cabeza mayor y, como se ha de ejercer cierta presión, es más fácil de dominar. El mejor modo de hacerlo es sujetarlo como indica la siguiente imagen:
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